Saludos, este es un relato muy interesante y en verdad se los recomiendo, espero q se tomen un minuto de su timpo para poder leerlo, espero les agrade.
Durante muchos años he preferido callar y he mantenido celosamente mi secreto por no quebrar la ilusión en el alma delicada y frágil de los niños. ¡Ay de aquel que escandalizare a un niño! ¡Ay de aquel que se atreva a robarle el tesoro de su inocencia!
La ilusión es como un cristal de colores, una pompa de jabón frágil y menuda, que dura un instante, hasta que se rompe bruscamente y para siempre. Por eso durante casi cien años me he limitado a ser un niño. Un niño vestido de verde, ágil y travieso, que puede volar, hacer travesuras y vencer una y otra vez al Capitán Garfio y su cuadrilla de piratas tontos en la eterna y siempre exuberante isla de Nunca Jamás.
Allí existen flores, de increíbles colores, que nunca se marchitan. El tiempo es delicioso, el aire huele a canela, a vainilla y a maíz tostado. Las olas rompen siempre suaves sobre la arena blanquísima de la playa, festoneándola con tirabuzones de espuma blanca y celeste. El cielo es capaz de teñirse de azul cobalto, de amarillo melocotón y recorrer cada día la infinita gama de los rojos, los verdes y los morados antes de que la noche vierta su cuenco de tinta negra y azul marino sobre la selva y los innumerables y misteriosos seres de grandes ojos redondos y luminosos que la pueblan, saluden a las miríadas de estrellas que se instalan en el cielo oscuro titilando nerviosas, lejanísimas y frías.
Pero el tiempo no pasa en balde y lo que tenía que ocurrir, ocurrió.
Siento de veras tener que fastidiarles el cuento a muchos niños y quizás aún a más adolescentes todavía, pero amo locamente a Campanilla, esa hada diminuta, simpática, nerviosa y loca del País de Nunca Jamás.
Lo de Wendi es agua pasada, un enamoramiento infantil que tanto irritó a Campanilla y que estuvo a punto de costarle la vida con aquella gota de mortífero y verdoso veneno.
Ni que decir tiene que soy Peter Pan el niño ágil y aventurero del cuento.
O quizás ya no…
Ocurrió de pronto. Me di cuenta al observar que los mayores miraban a Campanilla de manera diferente a como la miran los niños. Entonces la descubrí. Inexplicablemente no vi delante de mí al hada diminuta, pizpireta, simpática y mágica, que revoloteaba como una libélula verde y azul a mi alrededor y me impregnaba de ese polvillo que me hacía volar.
Campanilla se había convertido en una mujer exuberante y espléndida. Su pelo, del color del trigo en Agosto, recogido en un eterno moño, deja al descubierto su magnífico cuello perfecto y blanco. Campanilla tiene en sus ojos todo el azul del mar que rodea la isla de Nunca Jamás, y cuando los entorna, cae la tarde de repente. Su vestido cortito, de hada voladora, deja entrever su magnífico cuerpo y sus espléndidas nalgas respingonas y atractivas.
Campanilla me mira con ojos de mujer y yo la deseo. Deseo descubrir los secretos que encierra su vestido de hada verde. Quiero saber a qué sabe su boca. Quiero medir con mis manos la curva de su cintura. A ella le pasa igual.
Cuando nadie nos ve, nos alejamos volando hasta un lugar remoto de la isla que nadie conoce excepto nosotros. Allí en aquel claro del bosque, en nuestro refugio, las flores son más brillantes, el agua más transparente y la hierba más verde. Sólo los colibríes tornasolados, las mariposas azules y los insectos de alas metalizadas conocen nuestro secreto, pero saben callar.
Campanilla y yo nos despojamos de nuestras ropas infantiles y Campanilla suelta su melena rubia que le resbala suavemente sobre los hombros. Allí, sin secretos, uno frente al otro, Campanilla me mira y comprueba que ya no soy un niño y yo descubro excitado y nervioso que ella es una espléndida mujer con alas transparentes de libélula.
Campanilla, te amo- le digo.
- Oh Peter Pan, yo también te amo- dice ella mientras una nubecilla de polvillo mágico y luminoso se agita a su alrededor.
- Por favor, Campanilla, no brilles tanto-
-No puedo Peter, cuanto más me excito más polvillo luminoso desprendo-
Con solo mirarla la nubecilla se torna amarilla. Cuando la cojo de la mano el polvillo se agita en espirales azules. Temblando, la beso en los labios suavemente y la estela luminosa que desprende su cuerpo es un leve chisporroteo de naranjas y verde esmeralda. La abrazo agitado, nos abrazamos y la nubecilla se estremece en un temblor de rojos y morados que se mezclan y combinan en extraños colores. A partir de ahí, el polvo de estrellas que nos envuelve a los dos es un mar agitado, un vértigo de colores, un torbellino de matices que recorren apresuradamente todos los tonos del arco iris y van más y más allá, colores imposibles, colores desconocidos y sin nombre que brillan, se mezclan y estallan en un mar de luces…hasta que rendidos, satisfechos y exhaustos caemos sobre la hierba brillante y verde, respirando agitados y felices. Los colibríes ajenos a nuestros afanes continúan libando el néctar dulcísimo de las campanulas blancas y moradas y las mariposas bailan una imprecisa danza amarilla sobre nuestros cuerpos satisfechos.
¡Eh tú, cómo te llamas!- me dice un enfermero del Samur.
La luz de la ambulancia me ciega con sus destellos intermitentes de color naranja.
- Me llamo Peter Pan- le digo tiritando de frío.
Se oye un trueno y llueve a cántaros.
- Vaya trancazo que has cogido. Has estado a punto de palmarla-
-¡¿Qué he estado qué? ¡
- Que has podido morirte aquí mismo-
- Tienes que intentar dejar la droga- me dice aquella médico morena y guapa vestida con un anorak amarillo fluorescente.
-Si yo quiero ha, hacer..lo, pero no puedo dejar..la. Amo demasiado a Campanilla- balbuceo.
-Dale un relajante muscular y déjalo que duerma la mona- grita alguien- está delirando-
Yo no logro entender nada. Esto no es el País de Nunca Jamás sino una escombrera inmunda y sucia junto a una tapia llena de basura, latas oxidadas, papeles, cucharillas quemadas y muchas jeringuillas. ¿Dónde está Campanilla? ¿Y mi sombrero verde? ¿ Y mi espada? ¿Por qué no puedo volar y hace frío y llueve esta agua negra y sucia? ¿Dónde está el mar y el barco pirata? ¡Campanilla¡ ¡Campanillaaaaaa!
Entre dos enfermeros me introducen en la panza blanca y llena de aparatos de una ambulancia que enseguida arranca y se aleja a toda velocidad con un sonido desagradable y estridente que en nada se parece al suave murmullo de las olas sobre la playa de arena blanquísima y fina de El País de Nunca Jamás.
¡ ¡ uuuaa, uuuaa, uuuaaa, ñoic, ñoic, uuuaaa, uuuaaa ¡¡
-Adiós, Campanilla, adiós para siempre
La realidad es un vacío frío y amargo. Un lugar feo y terrible para alguien como yo, le digo a la amable enfermera que ha tenido la paciencia de escuchar, con una sonrisa, mi historia, mientras me saca sangre para unas pruebas de Sida.
-No te preocupes, Peter Pan- me dice sonriendo, y me acaricia los cabellos sucios y mojados, mientras trata de ocultar bajo su bata blanca un par de alas transparentes y brillantes.
-Será nuestro secreto, Peter- me dice.
Aún no está todo perdido.
-No, aún no- Campanilla.
:O!
no manches jejeje!!
me envolvi entre la magia y la realidad,
entre lo colorido y lo oscuro
entre la verdad y la mentira
y cuando mas metida estube....
me perdi :S....
)( no jueges con mi imaginacion )(
ella no te ha echo nada o si ??? ¬¬..
jajaja, es chida la historia....
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Salu2:[!.......................